Dos hermosas bailarinas, bailando apasionadamente sobre zancos altos.
Llevan unos vestidos fascinantes e iluminados hechos de... ¡botellas de plástico!
Es una actuación sostenible. Nos muestra por qué somos tan adictos al plástico. Es un recordatorio del plástico que utilizamos a diario, es fantástico y desastroso a la vez. Y es valioso. Demasiado valioso para tirarlo descuidadamente.
Las artistas provienen de los Países Bajos